Martín Ogando.
La derrota de los Kirchner en las elecciones legislativas del 2009 dejó flotando en el ambiente la sensación inequívoca de un fin de ciclo. Era la prueba de fuego luego del “conflicto del campo”, el revés político más importante del kirchnerismo desde su ascenso en el 2003. Aquel conflicto marcó un quiebre de la relación entre el gobierno y un sector de la burguesía (junto a sus voceros políticos y mediáticos), al mismo tiempo que reforzó su aislamiento respecto de las clases medias urbanas y rurales. El deterioro de las posiciones electorales K en puntos clave de la geografía política peronista parecía adelantar su ocaso definitivo. A pesar de mantener un importante caudal electoral a nivel nacional, con poco más del 30% de los sufragios, la caída del mismísimo Néstor Kirchner frente a Francisco de Narváez en la Provincia de Buenos Aires sonó como un golpe de gracia. Se llegó a especular, por aquellos días, que la presidenta no concluiría su mandato.(...)
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La derrota de los Kirchner en las elecciones legislativas del 2009 dejó flotando en el ambiente la sensación inequívoca de un fin de ciclo. Era la prueba de fuego luego del “conflicto del campo”, el revés político más importante del kirchnerismo desde su ascenso en el 2003. Aquel conflicto marcó un quiebre de la relación entre el gobierno y un sector de la burguesía (junto a sus voceros políticos y mediáticos), al mismo tiempo que reforzó su aislamiento respecto de las clases medias urbanas y rurales. El deterioro de las posiciones electorales K en puntos clave de la geografía política peronista parecía adelantar su ocaso definitivo. A pesar de mantener un importante caudal electoral a nivel nacional, con poco más del 30% de los sufragios, la caída del mismísimo Néstor Kirchner frente a Francisco de Narváez en la Provincia de Buenos Aires sonó como un golpe de gracia. Se llegó a especular, por aquellos días, que la presidenta no concluiría su mandato.(...)
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